Fue un aviso rutinario. Subieron los dos agentes por la escalera hasta el octavo piso porque el ascensor no funcionaba. Cuando llegaron, abrió la puerta un chica de unos 20 años, sus ojos reflejaban tristeza y terror. “No pasa nada, agentes” repetía. Uno de los policías se percató que detrás de la puerta estaba su maltratador. Se marcharon con la frustración de no poder hacer nada por ella y en sus memorias perdurará para siempre la mirada de terror de aquella joven “Tras la puerta”.
Toñi Soto.
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Es precioso, y hoy en dia veridico,muy bueno.
Querida Marisol, este caso me lo contó una persona que estubo en esta situación. Fué de un agente del orden. Por ello quiero dedicárselo a él, porque me lo contó con todo el dolor de su corazón.
Un besito y gracias por entrar en mi blog.